'Fuerza mayor', un duelo tan profundo y evidente que sobresale de la pantalla

Rafa F. Velázquez nos habla de esta cinta del aclamado Ruben Östlund.

En Europa hacemos mucho cine y de muchas formas distintas. No sé qué se le puede pasar a alguien por la cabeza cuando escucha hablar del actual cine nórdico o, más concretamente, del sueco, pero, sin duda, uno de los nombres que ha de estar en esa cabeza es el de Ruben Östlund (“The Square”, “Play”).

Desde hace ya varios años deslumbra con su cine, pero en 2015 se quedó muy cerca de ser nominado al Oscar, así lo confirma Filmin de hecho, con su película “Fuerza mayor”.

Fuerza mayor” o “Turist (Tourist)” o “Force Majeure”, como la queráis llamar, arrasó entre la crítica y el público. De hecho, quedó multinominada a los Premios del Cine Europeo, a los Globos de Oro y a los BAFTA y salió victoriosa del Festival de Sevilla y de Cannes, con su Giraldillo de Oro y con Un Certain Regard.

En España, la distribuyó Golem y ésta fue su sinopsis:

Una familia va a esquiar a los Alpes. Almuerzan en un restaurante cuando se produce una avalancha y todo el mundo es presa del pánico. Ebba (Lisa Loven Kongsli), la madre, llama a su esposo Tomas (Johannes Kuhnke) para que le ayude a proteger a sus hijos, pero Tomas ha huido para salvar su vida. La avalancha se detiene sin ocasionar daños; sin embargo, el universo familiar no volverá a ser el mismo. La actitud de Tomas ha despertado dudas y ahora busca desesperadamente la forma de recuperar su lugar como padre de familia. Una comedia acerca del papel del hombre en la familia moderna.”

Aunque afirma ser una comedia, es obvio que queda mucho más cerca del drama, a pesar de reservarse algún alivio cómico y un par de momentos desesperadamente hilarantes. Alguna carcajada hay, sí, pero esquiva y fugaz. Por cierto, se hace saber que su fantástica premisa lleva mucho tiempo paseándose por redes sociales en forma de meme.

Entre “Chevalier” y “Fuerza mayor” parece que me guste hablar mal de mi género -os prometo que no es así-, pero, es que, en esta ocasión, el hombre vuelve a salir perdiendo. Östlund ridiculiza la masculinidad hasta la exasperación, en un circo del que el secundario Mads (Kristofer Hivju) tampoco puede escapar.

 

En realidad, hasta el propio espectador ha de tener cuidado. “Fuerza mayor” es una de esas películas que plantan un duelo tan profundo y evidente que sobresale de la pantalla. Primero luchan instinto y razón, pero, poco después, todo se convierte, en una reducción al absurdo, en una guerra de sexos.

Es muy interesante como desarrolla todo el apartado visual. Pese a situarse en los Alpes, una desmesurada cadena de estructuras montañosas cubiertas de nieve, el foco predilecto es el ser humano. Somos conscientes de lo insultantemente pequeños que somos, pero queda muy claro qué es lo importante aquí y nuestra concentración nunca se aleja de ello.

Su estética minimalista en interiores -supongo que es algo inherente a lo sueco- cubre muchas de mis filias cuando forma tándem con lo geométrico.

Sin embargo, el mayor talento de Östlund es su capacidad para controlar las emociones del espectador. Dicen que el cine nórdico es frío -supongo que por alusiones-, pero, en el caso del director sueco, no es más que una afirmación vacía.

En la ya famosa escena, se sirve de la nieve y del alud para tintar la pantalla de blanco y crear una tensión evidente. A parte, durante todo el filme, sobrevuela un tufo incómodo que llega a ser atmosférico.

El culmen emocional, en cambio, a pesar de ser bastante bufo, es desgarrador. Es una auténtica catarsis, un paso por el purgatorio que, por un rato, devuelve a Tomas a su forma más niña y parece quedar tan limpio, puro y blanco como la nieve. Y, aún entonces, en los minutos posteriores, es capaz de traer de vuelta la tensión.

Late constantemente la banda sonora, utilizada con un sentido del humor mayúsculo. Es cierto que, musicalmente, está muy cerquita del thriller o del terror, pero aquí el único fantasma es la sombra de un enfrentamiento familiar. Y, a mí personalmente, eso me parecía muy cómico.

Hay películas que son como montañas rusas, que te vapulean y te llevan por donde desean. Östlund tiene el talento suficiente para hacerlo, aunque a veces sea algo desconcertante.

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